Claus Porto
Cada uno y cada quién tiene sus manías con el jabón. Hay quien prefiere un gel espumoso y hay quien se sigue duchando con pastilla como lo hacía su padre y también su abuelo; hay quien es fiel a un olor de la infancia y hay quien lo es a un color; hay quien guarda las pastillitas de jabón de los hoteles en los cajones de la ropa interior; y hay quien no tiene ninguna manía en absoluto… Y hay jabones, y hay los Claus Porto.
Dos alemanes, Ferdinand Claus y Georges Ph. Schweder fundaron esta primera fábrica de jabones y perfumes en Oporto en 188, en una época en la que este tipo de productos eran de importación y se consideraban un privilegio de las clases pudientes.
La fábrica empezó con buen pie, pero la Primera Guerra Mundial forzó el exilio de los dos fundadores y su cierre… Momentáneo. Pues su aliado portugués, Achilles de Brito, y su hermano, tomaron el relevo y fundaron una nueva compañía en las mismas instalaciones, la Ach. Brito & Co., y siguieron produciendo jabones bajo la misma marca «Claus Porto».
Esta nueva compañía pronto creció y ganó fama por la innovación, la calidad y el packaging de sus productos; incluso crearon su propia litografía, para poder pintar todas las etiquetas a mano. En los años 40 logró consolidarse en el mercado nacional y extranjero, y desde entonces, salvando un bache en los 80, no ha dejado de crecer y fortalecerse, considerándose la marca de «los artesanos del jabón».
Y con razón. Claus Porto produce los mejores jabones que podáis imaginar, siguiendo el mismo método desde hace más de 120 años y casi todo a mano.
La pasta de jabón se muele siete veces, pues así se elimina todo el aire y se consigue una textura cremosa, un aroma duradero y larga resistencia.
Luego las pastillas se laminan y se sellan, una a una, con las mismas máquinas a pedal que se usaban hace más de 70 años, y se dejan «madurar» durante tres semanas, para una mejor consistencia.
Finalmente, cada pastilla de jabón se envuelve a mano, siguiendo un proceso minucioso y delicado.
Y el packaging… es la guinda del pastel. Cada gama de jabones tiene su propia marca y envoltorio distintivo, y cada uno de los diseños y etiquetas Art Déco está inspirado en los modelos de la litografía que creó la compañía en los años 50.
Los Claus Porto son más que jabones, como las Harley Davidson son más que motos… Pequeñas obras de arte que aportan dosis de lujo a lo cotidiano.
