Llegará un día en el que podamos controlar nuestra casa entera con la mente. La puerta se abrirá al sentir la proximidad de los habitantes de la vivienda, los electrodomésticos se activarán a distancia con solo pensar en ello, y la Roomba te hará una sesión de terapia telepática mientras te friega el cuarto de baño. Pero también te fallará de vez en cuando la sincronización mental con la lavadora, o se te meterá un troyano en el cerebro y tendrás que ir al informático de la Seguridad Social a que te haga un reboot del sistema. Entonces te acordarás con nostalgia de las casas de antes, cuando las luces se encendían con interruptores y las puertas se abrían con llave. De momento dejemos las distopias domésticas para la ficción y disfrutemos de nuestras viviendas analógicas mientras podamos.