La historia es la que es, y no se puede cambiar. Sí que se puede interpretar y reinterpretar a conveniencia, pero seamos sinceros: pocas cosas buenas pasaron en 1936, la posible fecha de inauguración de este edificio, según la inscripción en la puerta. Pero la historia hay que conocerla, entenderla y aprender de ella, para lo bueno y para lo no tan bueno. Y, una vez hecho este ejercicio, la etapa de la historia que importa es el presente. Un día estás buscando piso en Barcelona, y a la semana siguiente estás brindando por la historia que fue, por la historia que empiezas en tu nuevo hogar, y por todas las historias que allí vivirás.