Lou me ofreció un té a elegir entre verde, rojo o chai. Me decanté por el verde. Según me explicaron una vez, el verde es un té de sabor suave, siempre y cuando no se infusione en exceso. Pero lo más importante es que tiene no sé cuantas propiedades beneficiosas para la salud, entre las cuales destaca su efecto antioxidante. La oxidación es una reacción química dónde un elemento cede electrones, cosa que conlleva una reducción del propio elemento. Es lo que ocurre por ejemplo con la corrosión de los metales. Y parece ser que los seres vivos también nos oxidamos y que hay productos como el té que nos ayudan a evitarlo (un poco). Lo tomé a sorbitos, sentado en un sofá enfocado a un patio presidido por un espléndido mandarino y rodeado de enredaderas. No sé si fue el té, el silencio, la buena compañía o la presencia del mandarino, pero me sentí bien, más lejos que nunca de la corrosión de la ciudad.