Fijo la mirada en una fotografía de grandes dimensiones colgada en la sala de estar de esta vivienda en alquiler en el Eixample. Hay una persona de espaldas, en un paisaje desolado, con una maleta. La anfitriona me explica que lo compró como homenaje a los viajeros, a las personas que vienen y van… como ella. Y recuerdo las palabras de algún filósofo: “Continua siendo verdad, sea cual sea la edad, cuando salgas por el mundo es mejor ir cogido de la mano de alguien y continuar juntos el camino…”.